VIOLENCIA CONTRA VIOLENCIA

La violencia desafiante de la autoridad racista

nos despoja de la tierray niega nuestra cultura.

Nos escupen a la cara se ríen de nuestros dioses

comercian nuestras costumbres y expropian nuestros bosques.

A pesar de sus discursos no cesa la usurpación

nos imponen su idiomasu historia y religión.

Con desprecio sus escuelas amaestran a nuestros hijos

sin raíces ni pasado escondiendo su apellido.

Capitalistas, fascistas, malditos racistas

si quieren violenciatendrán violencia!

si quieres la guerra te haremos la guerra!

Las imágenes de la protesta del día 29 de agosto aún nos dan vuelta. Para todos fue un hecho noticioso la lamentable agresión cobarde recibida por parte del senador Alejandro Navarro en la concentración citada en Plaza Italia, por parte de carabineros. Pero las imágenes sensacionalistas, que nos llevaron a cuestionar públicamente el accionar de carabineros y las responsabilidades por parte del gobierno, y más precisamente el Ministerio del Interior, en torno a las ordenes de resguardo del orden público y los métodos de estas. El cuestionamiento es necesario, hoy más que nunca, hoy que su prensa amarilla ha llenado de portadas y notas lo ocurrido al senador Navarro. Es hoy cuando debemos expresarnos y poner el discurso a la altura de miras del gobierno y plantearles que somos ciudadanos, aunque muchos no lo queremos ser, pero en estos momentos cuando la sociedad civil debe ejercer presión hacia los distintos grupos dominantes es necesario que utilicemos intencionalidades destructivas del "orden impuesto" y desbaratar las redes de protección de las clases dominantes como lo están siendo el gobierno neoliberal de la concertación y Carabineros de Chile.

Es hora de replantear nuestra condición de sujetos/actores, nuestra identidad, las formas en que nuestros discursos y prácticas políticas se imponen ante la hegemonia dominante. Es hora de que nos empecemos a desnudar de los calificativos otorgados por su puta historia. Seamos realistas ya no somos obreros, menos aún revolucionarios -entendiento este termino como ilustrativo de la modernidad-. Sin ánimo revisionista creo que estamos en presencia, desde hace un tiempo atrás, en presencia de una crisis en los fundamentos de la modernidad, de la actual forma en que constituimos sociedad y de cómo esta estructuración epistemológica se ve reflejada en sociedades de control y coherción de los sectores populares y de todos aquellos que tienen algo que decir que molesta a los grupos dominantes. Dejemos de creer que podemos configurar antiguos actores destinados a la revolución y constituyamos de la diversidad y la multiplicidad de imaginarios culturales colectivos actores que puedan representarnos fielmente, somos pobladores, pero algo nos falta, no un apellido ni una tipficación cuantitativa -como la que nos impone el CASEN y otras muestras donde las cifras son manipuladas por quienes las hacen: El gobierno-