viernes, 26 de enero de 2007

"Irrupción de las barras bravas en el C. S. y D. Colo Colo o la desenfrenada pasión radicalizada".

*Periodo comprendido entre los años 1986-1989*
Fue en plena época de protestas callejeras, por el año 1986, cuando los jóvenes de los barrios populares de Santiago comenzaron a asociarse en torno al concepto de Barras Bravas, concepto reciente que adquirieron de sus similares del fútbol argentino y de los hooligans ingleses. "En un principio en la barra mirábamos qué era lo que hacían en Argentina, copiar la barra de allá, los lienzos, los cánticos, todo. Pero de un tiempo a la fecha eso se fue cambiando porque no quisimos ser una copia de ellos, no quisimos ser una fotocopia de lo que son las barras argentinas, siendo que nosotros somos mucho mas que ellos"1 El descontento generalizado permitió que grupos de jóvenes, desplazando las antiguas estructuras asociativas, expresaran en la calle y en lugares públicos su malestar. Así fue como grupos de jóvenes pobladores se tomaron las calles a través de los grupos de protesta, como el "Movimiento Juvenil Lautaro" y el "Frente Patriótico Manuel Rodríguez"; y de tribus urbanas, como lo eran los punks, thrashers y raperos. Los espacios públicos estaban siendo irrumpidos por estas masas populares. En los estadios de fútbol también así fue que surgieron los barras bravas. La Garra Blanca, de Colo Colo y Los de Abajo, de Universidad de Chile fueron los primeros en atreverse a irrumpir los pasivos tablones del castigado Estadio Nacional. En Colo Colo existía como forma asociativa de jóvenes hinchas la "Barra Juvenil": primer órgano que agrupo a aquellos que no eran "pendejos", pero que tampoco eran "viejos pajeros". No poseían las características violentas ni transgresoras de los barras bravas, jóvenes que al igual que ellos se encontraban excluidos del sistema, pero que necesitaban responder a este de forma más radical, más rupturista. Estos eran los garreros.
La "Barra Juvenil" respondía a las políticas y normas de la dirigencia del club. Esto no gustaba a los emancipadores, que sin saber que eran la punta de lanza de un movimiento, revolucionarían las formas asociativas de los hinchas jóvenes de Colo Colo. Era vox populi que existía una intervención, por organismos de seguridad del régimen militar, en los clubes deportivos más populares (como Colo Colo y la Universidad de Chile) y las barras que estos poseían. No era coincidencia, muchos de sus integrantes en las noches de protestas escondían su rostro de barra brava tras un pasamontaña. El contexto llevó a que se produjeran roces entre estas dos fracciones, una dialéctica rica en historia de resistencia, Barra Juvenil v/s Barristas Marginales. En un comienzo la barra oficial, al igual que la juvenil, coartaron los espacios y la capacidad de organizarse de estos jóvenes marginales que decidieron irse a otro lugar. "Fue algo que se venía dando de a poco, en le grupo juvenil éramos como cincuenta, digo entre comillas, por que a los de poca edad no nos tomaban en cuenta. Y como no podíamos participar en los carretes que hacían ellos, nos marginaban. Y dentro de esos marginados notábamos lideres como el Guatón Jano, un compadre al que le gustaba decir garabatos y rompía con la reglas. Siempre tenía problemas con la directiva, hasta que un día lo echaron por que insultó a un dirigente, y al próximo partido él se puso al medio de la cabecera norte del estadio nacional, cantando solo, y nosotros lo seguimos. Ahí empezó todo"2. La Garra Blanca se configura en esta época, alrededor de 1988, como un grupo sin líderes ni jefes, lo único que los une es su pasión por Colo Colo y la disconformidad con la representatividad que tenía la Barra Juvenil (oficial) del Club. Los hermanos Apablaza, el Infiltrao, el Primo, El Bartix, el José José, el Carlos Hooligan, el Guaton Pepe y otros fueron los primeros en saltar sobre aquellos tablones, que marcados por nuestra historia y memoria de resistencia, acogían a los chiquillos rebeldes tras las escotillas de la puerta número 1 de la Galería Norte del Estadio Nacional. "En ese tiempo no había tanto merchandising. Cada uno tenía su gorro que lo identificaba, eran de esos gorros como los de los heladeros. Uno los pintaba a su pinta y eso era parte de la identidad de cada uno. Nos identificábamos con los hooligans. Los de abajo con las barras argentinas, esta era la actitud. Pero las canciones venían todas de argentina"3. Estos jóvenes no poseían una instrucción política, tampoco la necesitaban. La insurrección de los jóvenes populares hinchas de Colo Colo estaba determinada por las conductas callejeras, esporádicas, viscerales. Era el mismo "lumpen revolucionario" que se apoderó de las poblaciones y tomas entre 1983 hasta comienzos de los 90. Por lo general eran jóvenes que los movía la pasión, pero esta pasión desenfrenada era claramente una respuesta reivindicativa ante el contexto social que se vivía en el país. Estos garreros "tenían otras formas de celebración deportiva que se diferenciaba de las aburridas tardes del estadio en la barra tradicional. Por ahí corría una caja de vino, un pito de marihuana, alguno que otro "Muera Pinochet", incorporando la contingencia política a la consigna deportiva"4. Lo interesante de este proceso es que marcó dentro de esta naciente barra brava la desobediencia civil como eje de acción y agrupación. Como hemos dicho anteriormente, la falta de educación política limitó las capacidades de acción y organización política, entendiendo esta como forma de organización y movilización en conjunto con otras organizaciones marginadas. A pesar de esto muchos respondían al llamado de la insurrección de masas que hacían los movimientos de jóvenes armados. A la Garra Blanca también se le puso pesada la pista, a fines de los ochenta la represión golpeó fuerte los tablones de la galería norte del Estadio Nacional. "Cuando el Peter (Dragicevic), el año 89, si no me acuerdo, nos quiso echar a la policía, iban a buscar a los integrantes… al Rodilla, mandaban a buscarlos a las casas, investigaciones, por lo brava que se puso la barra"5. Es por eso que por lo general se agrupan en bandas, grupos de jóvenes que al tiempo pasaron a llamarse piños. Durante estos primeros tiempos la cantidad de hinchas no daba para que estos pudiesen tener la compleja red existente actualmente. Estas bandas las conformaban en primer lugar jóvenes de una misma comuna, población, barrio o sector de la ciudad, esta era la identidad territorial. Como segunda forma asociativa se encontraban las tribus urbanas. Estos por lo general se agrupaban en torno a sus gustos musicales, los cuales estaban ligados fuertemente a su pensamiento político antisistema, estos podían provenir de distintos sectores de Santiago para juntarse ne el mismo sector en el estadio o en alguna tocata en "Serrano 444", el "Taller el Sol" o la "Sala Lautaro". Una tercera forma asociativa se manifestaba mas ligada a las actividades delictivas. Estas por lo general respondían a las formas territoriales de asociatividad pero pude percatar que "caleta de cabros, de distintos lados se juntaban a "choriar" en el centro. Se conocían en la barra y como cachaban como iba la mano se ponían de acuerdo pa´ hacer una peguita"6. En esta fracción se encontraban los pungas, los nacientes y muy nuevos "cumas" y los "choros", ya fuesen estos mecheros, "cogoteros", "monrreros", "lanzeros", etc. Estos grupos tenían como eje regulador de sus acciones la desobediencia civil, la que se configuraba bajo conductas "sin dios ni ley". Se juntaban en las esquinas que acordaban como pucaras naturales en sus barrios o puntos de encuentro, se compraban su copete, se fumaban su pito y al ritmo de las palmas, o el improvisado bombo del techo de la micro, rompían la voz hasta llegar al templo de su devoción, el Estadio. En esta época, al ser tan pocos, no tenían conflictos internos. Los garreros se manifiestan de manera solidaria. No entraban al estadio si alguien estaba afuera, "macheteaban" en clanes, como hienas que esperan el paso de su presa. "Cuando recién se armó la garra éramos mas unidos, yo cacho por que éramos pocos, teníamos que hacerle frente a las madres, a los pacos y a los de la juvenil, siempre nos pintaban los monos, éramos como un bicho raro"7. Las formas asociativas antes mencionadas vivieron durante sus inicios y hasta mediados de 1989 como allegados pues el Estadio Nacional, siendo el estadio de todos los chilenos, no era la ruca que estos indios aguerridos necesitaban. Fue así como la inauguración del Estadio Monumental convulsionó las formas de agruparse de estos barristas. Es un tema de identidad, de territorialidad, de espacios que forman canales de participación y desarrollo. Con estos cambios surgen dialécticas en las políticas de represión del club sobre los barristas y de demandas de estos sobre los primeros.
  1. Cifuentes Marién; Molina, Juan Carlos. "La Garra Blanca: entre la supervivencia y la transgresión, la otra cara de la participación juvenil. Santiago de Chile 1995-2000. U. Arcis, 2000. P.114.
  2. Las Últimas Noticias, 23 de Marzo de 1997. José Arnaldo Pérez.
  3. Entrevista a Nani, 2 de julio del 2005.
  4. Pedro Lemebel, "Las Barras Bravas (o la enamorada enrancia del descontrol)" en Revista Punto Final del 27 de Enero de 1999. http://puntofinal.cl/990122/artext.html.
  5. Cifuentes, Marien; Molina Juan Carlos. Op Cit. Iidem
  6. Entrevista a "pelacable", 18-junio-2005.
  7. Entrevista a "Carlos Hooligan", 17-junio-2005

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